Serpientes y lagartos y tortugas, ¡oh cielos!

NI EN ESPANOL STAFF

Traducción de Rachel Kuehner, estudiante del curso SPAN 4045 Translation, dirigido por el Prof. Juan Carlos Castillo

Escondidas en el edificio de ciencias McCollum hay un par de salas con hábitats adecuados para varios reptiles y otros animales. Desde hace 20 años, el profesor de UNI, Jeff Tamplin, herpetólogo, se ocupa de un grupo de reptiles, enfocándose específicamente en los galápagos de bosque.

Los galápagos de bosque, nativos de Iowa, se han convertido en una especie en peligro de extinción. Estas tortugas, en condiciones normales, pueden vivir hasta 80 años, y las hembras maduras tienen puestas infrecuentes de 6-8 huevos a la vez durante toda su vida.  El problema es que casi cualquier animal que sea más grande que un bebé de galápago se los comerá como aperitivo. Los mapaches, específicamente, usan su fuerte sentido del olfato para buscar los nidos de los galápagos, perfumados de la orina de la madre, y así rastrear y devorar los huevos. Las hembras de galápago también se arriesgan a morir cuando tienen que cruzar carreteras en busca de un sitio de anidación de su agrado. “Iowa es el estado más alterado físicamente en el país, en términos de cambio del paisaje y de conversión de la tierra”, dijo Tamplin. Esto ha contribuido a las dificultades que tienen los galápagos de bosque para sobrevivir. Tamplin ha trabajado para prevenir la extinción de los galápagos de bosque siguiendo las huellas de las madres hasta sus nidos y llevándolos al laboratorio. “Es una carrera entre nosotros y los mapaches”, dijo Tamplin.

A causa del buen olfato de los mapaches, Tamplin y su equipo están en una ligera desventaja, aunque esto no los ha detenido. El laboratorio de reptiles, a veces llamado laboratorio de tortugas, aloja a cientos de galápagos desde su incubación hasta que han crecido y son lo suficientemente fuertes como para ser liberados en la naturaleza. “Pienso que los humanos somos responsables de este evento de extinción masiva actual,” dijo Tamplin, quien ha estado dedicando su tiempo y esfuerzo a revertir esta triste situación. “¿Qué puedo hacer para combatir el hecho de que a la mayoría de la gente no le importe?”, es la pregunta que Tamplin se hace. 

Dentro del laboratorio de reptiles, las estudiantes asistentes Anna Carmen y Jessica Haugen se dividen las tareas de cuidado de los animales. Haugen, una estudiante de biología en su penúltimo año, con una especialización secundaria en química, ha estado trabajando en el laboratorio por dos semestres, enfocándose en las tortugas. 

Carmen, una estudiante de biología de segundo año, con una especialización secundaria en ocio, turismo, y dirección de organizaciones sin fines de lucro, ha trabajado dos años en el laboratorio de reptiles. Ella, que planea trabajar en zoología y en organizaciones sin fines de lucro, se ocupa de las serpientes y los axolotles dentro del laboratorio. Stevie, el mayor de una camada de caimanes, es cuidado por Tamplin. 

Haugen ha aprendido más sobre Wally, el más pequeño de los caimanes, y es quien le cuida. 

Existe un rumor de que los estudiantes pueden pasear a Stevie, pero Tamplin lo ha aclarado. Hace unos 10 años, cuando Stevie era joven y pequeño, Tamplin le ponía un arnés de perro y lo sacaba para que recibiera la radiación ultravioleta de la luz natural, que es necesaria para la salud de los reptiles. Una vez, alguien que trabajaba en el laboratorio acompañó a Tamplin en su paseo, fue contratado más tarde como embajador estudiantil, y, durante los tours del campus, comenzó a decirles a los futuros estudiantes que podían pasear al caimán. El rumor continuó extendiéndose incluso después de la graduación de ese estudiante y Tamplin ha tenido que negarlo en varias ocasiones. 

Además de los galápagos de bosque y los tan queridos caimanes, el laboratorio consta de aun más reptiles, incluyendo un lagarto que se llama JT, una tortuga caimán que se llama Al, una tortuga lagarto llamada Turt Russell, las serpientes Big Noodle, Mini Dash, Darth y Creamsicle, una tortuga testudínida llamada Harold y un axolotl, que originalmente llegó sin tres de sus cuatro patas, pero todas le han vuelto a crecer sanas, algo que es típico de su especie. 

Tamplin ha recibido una importante subvención para continuar y dedicar más tiempo a los galápagos de bosque . Él pasará la mayor parte de los próximos dos años fuera del campus, trabajando en este proyecto en lugar de enseñar. Debido al reciente interés por parte de los estudiantes, el Departamento de Biología está explorando la posibilidad de tener horas de visita al laboratorio de reptiles, pero todavía no ha tomado una decisión.